La icónica Plaza Alfonso López le fue fiel a su historia y se vistió de gala para despedir los XIX Juegos Bolivarianos y así bajar el telón de un evento que hizo que todo un país vibrara al son de brazadas, zancadas, batazos, pedaleos, disparos y clavadas, en el que 3.264 deportistas se hicieron leyenda.
La noche iluminada bajo la luz constante de la luna, estuvo llena de historias mágicas, que se encargaron de revivir los pasos que le dieron inicio al folclor de la región: el vallenato. La principal fue la de Leandro Díaz, aquel famoso juglar, que en Valledupar es el símbolo de un género musical que con acordeones, cajas y guacharacas hace bailar a todo el continente.
Las 11 delegaciones, que participaron de la decimonovena edición del evento, bailaron, saltaron y sonrieron porque el deporte no solo es competencia de alto rendimiento sino también es unión, alegría y complicidad.
La fuerza inquebrantable de los participantes fueron los ingredientes claves que le dieron a estas competencias una pizca de magia, en las que no solo el país pasó a la historia, al organizarlas por quinta ocasión, sino en las que empieza a marcar su dominio al coronarse como campeón, por tercera vez consecutiva.
En total, la delegación nacional sumó 354 medallas, con 171 medallas de oro, 104 de plata y 79 de bronce, superó a Venezuela, que terminó con un total de 208, 61 de ellas de doradas, y Ecuador, que cerró con 146, 40 primeros puestos. Así se repite lo hecho en Trujillo 2013 y Santa Marta 2017 para seguir demostrando que Colombia continúa, a paso firme, con su crecimiento deportivo y, además, se dio el primer paso de un camino que tiene como principal objetivo los Juegos Olímpicos de París 2024.
El grupo de voluntarios, que estuvo conformado por más de 1.200 personas, también desfiló por la Plaza Alfonso López. Un espacio para que Valledupar y Colombia entera los bañara con sus aplausos por ese trabajo incansable, de horas y horas de servicio hacia todos aquellos que hicieron parte de los juegos. Jornadas maratónicas que no solo fueron arduas por la responsabilidad sino que, también, los llenó de experiencias inolvidables. Campeones en compromiso, entrega y sacrificio.
«Colombia te abre las puertas, de su inmenso corazón», así lo cantó Jorge Celedón y así se demostró a lo largo de los 13 días de competencias, en Valledupar y sus subsedes: Chimichagua, Bogotá, Cali y Cundinamarca. Se bajó el telón de unos juegos que fueron el reflejo de que en Colombia, cuando se trabaja en equipo, los resultados siempre dejan gratas alegrías.
Tomado de Mindeporte